Somos Hacedores de Caminos que se adentran en el Bosque Habitado. Si los caminos están hechos los recorremos, y si no, los inventamos.
Arriba las ramas. Abajo las raíces. Por siempre jamás: "Buen Camino".


"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias."

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viernes, 22 de julio de 2011

6ª etapa - Día 22 Julio (viernes): Zamora - Granja de Moreruela - Tábara - Santa Marta de Tera

Salimos desde Zamora por un magnífico carril-bici y no sabemos dónde tenemos un despiste que nos lleva hasta la población de La Hiniesta, lugar algo desviado del camino. En este lugar se rompe el soporte de las alforjas de Luis. Provisionalmente con unas bridas logramos reparar el desperfecto y localizar el punto del camino que habíamos despistado: Roales del Pan. Allí conseguimos alambre y unas bridas más fuertes para reforzar el soporte, de tal forma sólidamente reparado que aún con alguna desconfianza nos volvió a poner en ruta, pensando en si no nos dejaría tirados más adelante. Pedimos ayuda a Santiago para que nos eche una mano.
Para el medio día llegamos con bastante calor hasta el cruce de caminos en Granja de Moreruela. Aquí se abre el camino ofreciendo dos posibilidades: una ir por Artorga, por el Camino Francés y otra la de ir por Ourense, por el Camino Sanabrés. Nosotros optamos por esta última.

Seguimos la ruta pedaleando hasta la localidad de Tábara, atravesando extensos parajes poblados de encinas, robles y alcornoques, hasta encontrarnos en el valle del Tera, precioso sitios cargado de viñedos y castaños, pudiendo contemplar curiosas bodegas excavadas en el suelo, así como zonas de recreo junto al rio Tera que invitan al baño.
Después de subir una empinada cuesta llegamos a uno de los lugares más emblemáticos del Camino Sanabrés: Santa Marta de Tera.
En primer lugar visitamos su hermosa iglesia románica, declarada Monumento Nacional y sin olvidar la portada sur de la misma, en la que se puede ver la imagen de Santiago Peregrino, la más antigua que se conserva y símbolo de nuestro Camino. Las sensaciones son indescriptibles y faltan palabras para contarlo.

La cogida de sus gentes es cordial y afable. Desde este momento empezamos a notar que realmente hemos llegado a un punto crucial y empezamos a sentir el Camino de otra forma, con otra dimensión diferente a la que teníamos hasta ahora. En definitiva nos sentimos más peregrinos y sobre todo, tratados como tales. Esa noche la pasamos en el Albergue de Peregrinos, bien abrigaditos, ya que el frío se hace notar sobradamente, compartiendo ronquidos con otros peregrinos.

TODOS LOS DATOS DE LA RUTA

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